¿Quieres un buen
producto?
Lo tenemos.
Para nosotros la calidad no es negociable. Como tampoco no lo es
ofrecerte precios que no sean competitivos.
Lo tenemos.
Para nosotros la calidad no es negociable. Como tampoco no lo es
ofrecerte precios que no sean competitivos.
Nuestro pescado y marisco viene de lonjas seleccionados y llega a tu fogón tal y como tu quieras, con las mejores técnicas de manipulación.
Como nuestro nombre indica, nos gusta hacer las cosas dándoles el tiempo que requieren. Y si a la profesionalidad le añades un poco de cariño, todo sale aún mejor.
Para nosotros nunca serás un cliente, sino un nuevo miembro de la familia SLOWFISH a quien nunca dejaremos solo.
En SLOWFISH nos empeñamos en
darte justo lo que necesitas.
Nuestra historia
Así lo hicieron nuestra tatarabuela Teresa, nuestra bisabuela Mercè, nuestros abuelos Joan y Mariona y nuestra madre, Mariona. Así lo hacemos hoy nosotros, Gemma y Joan, a través de Slowfish.
1890
TERESA
Nuestra tatarabuela siembra las raíces. Lo hace trasladándose
de Tarragona a Barcelona. Comenzó vendiendo cucuruchos de
gamba a los asistentes del Liceu y paseándose por las Ramblas
con una cesta llena de pescado fresco en la cabeza.
1893
Y por fin consiguió tener un pequeño local en la calle Sant Francesc de Mataró. Dicen que en la lonja no se comenzaban las subastas hasta que Teresa no había llegado.
1927
MERCÈ
La bisabuela Mercè engrosa las raíces. Con tan solo 22 años,
deja Mataró y abre una parada en el Mercat Galvany. Un negocio
que se mantendrá vivo durante cuatro generaciones y que nos
permitirá llegar a ser mayoristas y distribuidores en
Mercabarna.
2021
GEMMA Y JOAN
Tataranietos de Teresa. Bisnietos de Mercè. Nietos de Joan e
hijos de Mariona. Seguimos nuestra tradición familiar y la
hacemos crecer con Slowfish.
Cuántas cosas han cambiado en los últimos cien años…
Hoy todo es rápido, todo es efímero. Qué pocas cosas quedan
del mundo de nuestros tatarabuelos… En cambio, el mar sigue en
su sitio, como siempre, a veces tan tranquilo y otras tan
feroz.
De este mar es de donde venimos nosotros.
Quizás eso explica que, después de cinco generaciones, tampoco hayamos cambiado tanto: